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En los tiempos que corren, encontrar algo que nos transmita paz y tranquilidad, que nos permita dejar atrás todo lo malo y lo negativo y que nos haga sentir bien es casi como una bendición. En  un mundo como el nuestro, en el que estamos siempre corriendo de un lado a otro, soportando una gran presión y un estrés absoluto, lo cierto es que uno siempre busca algo con lo que tranquilizarse, algo que le permita rebajar ese nivel de presión y volver a reconectar con uno mismo. Existen diferentes métodos para conseguirlo, tanto para estar bien mental como físicamente. Uno de los que más está dando que hablar en los últimos tiempos es el reiki, una terapia surgida hace un siglo en Asia que se ha expandido por todo el mundo gracias a su popularidad.

Y es que, como muchas otras terapias alternativas que llegan desde Oriente, el Reiki no es exactamente medicina tradicional, y de hecho choca en muchos sentidos con la visión más racional y científica que tiene la ciencia, pero para muchos eso es algo secundario porque realmente les funciona. Muchos lo verán simplemente como un placebo, como algo que sencillamente nos hace pensar que estamos mejor, por la reasignación de energías, por la transmisión de las mismas a través de las manos y los masajes en ciertas partes del cuerpo, que hacen que todo vuelva a la normalidad en nuestro interior… El debate está servido, pero lo cierto es que hay muchos que ya están utilizando el reiki como terapia alternativa para sus problemas tanto físicos como mentales y emocionales.

Qué son las terapias de Reiki

El Reiki se basa en un pensamiento filosófico que habla sobre la energía vital que recorre el universo, y que nosotros mismos llevamos dentro, en nuestro cuerpo. Esta energía vital debe fluir para que estemos bien con nosotros mismos, para que nuestras defensas estén activas y disfrutemos del máximo bienestar. Cuando la energía cósmica no fluye a través de nosotros, empiezan los problemas de estés, ansiedad y demás. Esto se produce porque nuestro cuerpo ya no está en consonancia con el resto del universo, como si estuviéramos aislados, al dejar de recibir esas energías. La idea del Reiki es que otras personas, con la preparación adecuada, pueden desbloquear nuestro cuerpo y conseguir que la energía vuelva a fluir a través de nosotros, gracias a las terapias que se llevan a cabo por los instructores que han aprendido a manejar este arte.

Así son estas terapias

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Aunque pueden cambiar mucho dependiendo del tipo de instructor que la lleve a cabo, una terapia reiki suele llevarse a cabo en sesiones de 45 minutos, normalmente dos o tres como mínimo, para que la canalización de la energía sea correcta y el receptor se marche ya sin bloqueos dentro de su organismo. La sesión la lleva a cabo el emisor, que haría las veces de canal a través del cual las energías fluyen. Este emisor debe ser un terapeuta formado en los niveles del reiki, para poder llevar a cabo estas terapias. Existen muchos cursos para llegar a convertirse en canal y poder realizar estas sesiones como emisor. Tumbados en una camilla, los receptores reciben toda esa energía a través de los instructores, que saben muy bien cómo desbloquear el organismo para que la energía pueda volver a fluir sin problemas a través de esa persona.

¿Cómo nos influye practicar Reiki?

Podemos estar hablando de convertirnos en instructores y utilizar nuestra formación para sanar a otras personas, pero la mayoría ve el reiki como una terapia que le sirva para desbloquear sus problemas y que la energía vuelva a fluir. Atendiendo a esta filosofía, una sesión de reiki nos puede aportar muchísimo, sobre todo en el sentido de alejar los malos pensamientos, la ansiedad y el estrés. Es mucho más fácil cuando estamos seguros de que la teoría del reiki es real y confiamos en todo esto de la energía y demás. Pero es que, al fin y al cabo, eso también puede ser una especie de efecto placebo, y en realidad somos nosotros mismos los que estamos “curándonos” solo que pensamos que lo hacemos a través del reiki. La ciencia no cree en la existencia de esa energía vital que es básica para entender el reiki, así que no lo toma como una terapia realmente efectiva. Y sin embargo, en muchos hospitales ya se están llevando a cabo este tipo de terapias, siempre junto a otras más tradicionales.

Diferencia entre Reiki, yoga y meditación

En muchas ocasiones, aquellos que no están tan puestos en este tipo de tradiciones orientales suelen confundirlas, pensando que el reiki es prácticamente lo mismo que el yoga o que la meditación, cuando en realidad no tienen mucho que ver, más allá de su origen de las influencias del budismo y el hinduismo en sus preceptos. El reiki, como ya hemos visto, cree que hay una energía universal que fluctúa en todas las cosas, incluyendo nuestro cuerpo. Esto significa que cuando fluye a través de nosotros, todo va bien. Sin embargo, a veces bloqueamos esa energía, de forma inconsciente, por preocupaciones o problemas, y esto conlleva la ansiedad y el estrés que nos pueden afectar bastante. Las sesiones de terapia de reiki sirven, de hecho, para liberar a nuestro cuerpo de esas barreras y permitir que la energía vuelva a fluir.

Por su parte, el yoga es una disciplina que combina el ejercicio físico y la meditación, a través de diferentes posturas que sirven para conseguir una mayor flexibilidad en nuestro organismo, así como en nuestra mente. El fin que busca es básicamente el mismo que el del reiki, alejar los malos pensamientos y los problemas, aunque lo hace de una forma muy diferente, eso sí. La meditación, por su parte, es sencillamente el proceso de dejar la mente en blanco y tratar de alejar los estímulos que nos puedan estar preocupando, para estabilizar de nuevo nuestro pensamiento y canalizar todo lo positivo que pueda haber en nosotros. A veces, cuando hacemos reiki podemos llegar a ese punto de paz mental que se consigue a través de la meditación, pero la forma de conseguirlo es muy diferente.