Lo hemos visto un millón de veces. La chica que decide acercarse al chico que le gusta en la discoteca, con la intención de seducirle, ya sea bailando, contándole cualquier cosa o simplemente haciéndose notar. El chico, que está dispuesto a todo, se deja llevar y acaban juntos en su casa. Tiene sexo de manera consentida por ambas partes y disfrutan de una noche de pasión que se queda sencillamente en eso. Él no vuelve a llamarla, y ella tampoco espera nada de parte del chico, porque solo quiere pasar un buen rato y punto. Es el quinto con el que se ve ese mes. Para el chico, ella es la tercera conquista en el mismo periodo. Él será visto como todo un seductor y un héroe entre sus amigos, por saber disfrutar tanto del sexo sin compromiso. Ella, sin embargo, tendrá que cuidar mucho a quién le cuenta estas aventuras, a riesgo de ganarse cierta “fama”.
El sexo sigue siendo un factor diferenciador muy importante para hombres y mujeres a estas alturas. Cierto es que se ha avanzado en los últimos años y, por fortuna, no estamos ya en aquellas situaciones tan limitantes para las mujeres que se vivían hace tan solo unas décadas. Y es que la mujer apenas ha podido mostrarse de manera sexual en público hasta los últimos años. Todavía resuenan hoy los ecos de las polémicas con las portadas de revistas como Playboy, o los insinuantes vídeos de Madonna. La mujer ha encontrado en la sexualidad una forma de salirse de los márgenes que se le imponen de forma clásica. La figura de la chica sumisa, callada y servicial ha saltado por los aires con estas nuevas mujeres que no tienen miedo a vivir su sexualidad. A pesar de todo, ese empoderamiento también se ve con malos ojos desde ciertos sectores, incluyendo muchas mujeres, que piensan que no hay más que vulgaridad en esas ocasiones. Son muchos años de represión y de tabúes en torno al sexo, y lo que encuentran las chicas de hoy en día es todavía una resistencia férrea a poder mostrarse tal y como son. ¿Es el sexo un arma de empoderamiento? En este artículo lo vamos a investigar a fondo.