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La juventud es una etapa de la vida realmente complicada y confusa. Estamos a punto de convertirnos en adultos, pero todavía conservamos esa parte de niñez que seguramente perdamos para siempre en pocos años. En la adolescencia, a nivel hormonal, los cambios que se producen son una auténtica locura, una revolución que nos hace estar siempre irritados, ansiosos, con una montaña rusa de emociones. Y es que es muy complejo el poder llegar a controlar todos esos sentimientos en una etapa en la que además buscamos libertad para ser nosotros mismos, pero todavía estamos limitados por los adultos cercanos. El proceso de creación de la personalidad se lleva a cabo en estos años y se considera algo de vital importancia para el buen funcionamiento del adulto en ciernes. Pasamos por muchas etapas a lo largo de nuestra vida, pero la adolescencia es una de las más importantes porque marca por completo nuestro carácter.

La adolescencia de cualquier joven suele ser turbulenta, incluso cuando va bien en los estudios y su familia le cuida y le ayuda a seguir creciendo. Es la etapa de la rebeldía, del querer hacer algo distinto a lo que te mandan, porque buscas encontrar ese camino propio que te haga avanzar. Tenemos mucha prisa por crecer, inocentes, pensando que en la adultez se acabarán nuestras limitaciones, sin entender que las responsabilidades también pesan mucho. Hay una serie de procesos que se dan en la adolescencia y que se entienden como necesarios para llegar a la edad adulta. Hacernos cargo de las responsabilidades cada vez más grandes e importantes, dejar de depender económicamente de nuestros padres, tomar las primeras grandes decisiones con respecto a los estudios y al trabajo… Y también el despertar sexual, que es una parte ineludible de este proceso, al menos en la mayoría de los casos. Sea con chicos, chicas o ambos, un adolescente siempre se enfrente a ese proceso de descubrimiento sexual con miedo, con excitación, con cierto reparo… El sexo sigue siendo un tabú, pero está muy presente en nuestras vidas y hoy por hoy los adolescentes tienen más información que nunca, aunque eso a veces no es tan bueno…

Un paso importante a la adultez

Hablamos del despertar sexual, que seguramente culminará en la primera relación completa y la pérdida de la virginidad. Un asunto que, desde luego, está muy diferenciado en chicos y en chicas. Para ellos, la virginidad es casi una carga, algo que deben quitarse de encima lo antes posible. Para demostrar su hombría, su masculinidad, el chico debe perder la virginidad relativamente pronto, y mejor si es con una chica mayor. Las jóvenes, por su parte, lo ven de otra forma. Dejarse desvirgar supone casi una ofensa, aunque la situación haya cambiado mucho. Necesitan estar preparadas y tomar la decisión sin coacciones. En las relaciones homosexuales, el consenso suele ser mayor, aunque también hay mucho dilema a la hora de adentrarse en ese momento cuando todavía no se tiene una relación afianzada. Sea como fuere, perder la virginidad es un paso importantísimo para cualquier joven, llegue antes o después. Eso sí, si empieza a tardar demasiado

Una gran presión para los hombres jóvenes

Nos centraremos ahora en el género masculino, especialmente en los chicos heterosexuales, para entender mejor cómo afecta eso de ser vírgenes a su propio encaje en la sociedad. El sexo es una parte importante del crecimiento, y ya lo hemos podido comprobar, tanto que muchas conversaciones con los amigos tienen que ver con este tema. En dichas conversaciones, los jóvenes comparan sus propias experiencias, y el quedarse atrás en ellas puede hacer que se sientan desplazados, casi marginados. No es extraño burlarse, por muy cruel que parezca, del chico que tarda en encontrar novia, dar su primer beso o tener su primera relación sexual. Mientras los demás van quemando etapas, el chico que no llega a eso se queda aislado, y en un momento de tremenda inseguridad se pregunta, una y otra vez, qué hay de malo en él.

La sociedad siempre ha dibujado a los triunfadores como mujeriegos, hombres capaces de seducir y acostarse con cualquier chica, sin crear, eso sí, vínculos afectivos en el camino. El sexo es puro placer, puro disfrute para el hombre, y cuantas más chicas caigan ante sus encantos, mejor. La presión que se crea sobre los jóvenes, por parte normalmente de sus amigos y conocidos, puede llegar a ser muy perjudicial conforme la edad avanza y el chico no ha conseguido desvirgarse. Y es que puede conllevar problemas graves para sociabilizar, para tratar con mujeres, para intentar siquiera conseguir una relación de pareja sana y normal. Es imprescindible entender que el sexo es una parte importante en la vida, pero no es lo único que importa, y la presión puede generar una ansiedad tan grande que afecte a todo lo demás.

Trabajadoras sexuales, otra opción

¿Qué puede hacer que un chico no consiga perder la virginidad antes de los veinte, por ejemplo, que es una edad bastante lógica para hacerlo? Se dan muchísimos factores a tener en cuenta. Falta de oportunidades, por ser el joven más tímido, más inseguro, por tener problemas para comunicarse por las chicas… También es posible que tenga algún tipo de problema físico que le haga evitar situaciones de intimidad con las chicas, o incluso algún trauma que venga de la niñez… Razones hay muchas, pero es cierto que al final, todos quieren quitarse ese “peso” de encima, porque cada vez es más complicado llevarlo, conforme se crece. La alternativa de las trabajadoras sexuales aparece entonces en el horizonte como una posible solución.

De hecho, en muchos lugares sobre todo rústicos los padres siguen llevando a sus hijos a cierta edad a los burdeles para que sean las prostitutas quienes les desvirguen. Es algo que se solía hacer en el pasado, especialmente con hijos de hombres importantes. Se entendía que nada mejor que una profesional del sexo para dar placer por primera vez a un chico. Hoy en día no es tan habitual, pero todavía hay muchos que se deciden por esta opción, llegado el momento. Dependerá también de la visión que tengan sobre la prostitución y lo que conlleva utilizar esa carta en lugar de estar con una chica cualquiera. Puede que su propia autoestima también se vea dañada al pensar que solo puede tener sexo si paga, pero eso pese más que el escarnio de no haber podido disfrutar de una relación hasta ese momento.

Ansiedad y problemas sexuales

Cuando un chico tarda más de lo habitual en perder la virginidad se pueden crear situaciones complejas que le afecten de manera generalizada. La ansiedad y el estrés son un ejemplo bastante habitual, ya que estas personas están soportando una gran carga mental, y en muchas ocasiones incluso mienten a los demás para que no les vean como fracasados. Los problema sexuales también pueden aparecer en personas que no han tenido relaciones completas con otros, ya que no conocen la práctica, solo la teoría, y eso les hace tener un desempeño sexual mucho menos eficiente. En casos extremos, es normal pedir ayuda a un especialista, para tratar la razón por la que ese chico sigue siendo virgen y buscar la manera de que eso cambie, siempre fortaleciendo su autoestima.