La juventud es una etapa de la vida realmente complicada y confusa. Estamos a punto de convertirnos en adultos, pero todavía conservamos esa parte de niñez que seguramente perdamos para siempre en pocos años. En la adolescencia, a nivel hormonal, los cambios que se producen son una auténtica locura, una revolución que nos hace estar siempre irritados, ansiosos, con una montaña rusa de emociones. Y es que es muy complejo el poder llegar a controlar todos esos sentimientos en una etapa en la que además buscamos libertad para ser nosotros mismos, pero todavía estamos limitados por los adultos cercanos. El proceso de creación de la personalidad se lleva a cabo en estos años y se considera algo de vital importancia para el buen funcionamiento del adulto en ciernes. Pasamos por muchas etapas a lo largo de nuestra vida, pero la adolescencia es una de las más importantes porque marca por completo nuestro carácter.
La adolescencia de cualquier joven suele ser turbulenta, incluso cuando va bien en los estudios y su familia le cuida y le ayuda a seguir creciendo. Es la etapa de la rebeldía, del querer hacer algo distinto a lo que te mandan, porque buscas encontrar ese camino propio que te haga avanzar. Tenemos mucha prisa por crecer, inocentes, pensando que en la adultez se acabarán nuestras limitaciones, sin entender que las responsabilidades también pesan mucho. Hay una serie de procesos que se dan en la adolescencia y que se entienden como necesarios para llegar a la edad adulta. Hacernos cargo de las responsabilidades cada vez más grandes e importantes, dejar de depender económicamente de nuestros padres, tomar las primeras grandes decisiones con respecto a los estudios y al trabajo… Y también el despertar sexual, que es una parte ineludible de este proceso, al menos en la mayoría de los casos. Sea con chicos, chicas o ambos, un adolescente siempre se enfrente a ese proceso de descubrimiento sexual con miedo, con excitación, con cierto reparo… El sexo sigue siendo un tabú, pero está muy presente en nuestras vidas y hoy por hoy los adolescentes tienen más información que nunca, aunque eso a veces no es tan bueno…